“El hongo sagrado me toma de la mano y me lleva al mundo donde se sabe todo.”
María Sabina
María Sabina, la curandera, la chamán, la mujer que mira hacia adentro, la mujer luz de día, la mujer luna…
Ella fue una mujer indígena mexicana originaria de Huautla de Jiménez, la sierra mazateca oaxaqueña, experta en el uso de hongos alucinógenos conocidos como Teonanacatl. Pero, ¿cómo se dio a conocer su historia a nivel internacional?
María Sabina provenía de una familia de curanderos destacados, y desde muy joven aprendió el uso de hongos y plantas con fines medicinales. Durante años se dedicó a la siembra de frijol, maíz, y a la sanación. En 1953 fue visitada por el antropólogo estadounidense Robert Gordon Wasson, y después de ese día comenzó a ser conocida a mundialmente.
Wasson investigaba el uso de hongos alucinógenos en diferentes culturas, y así es como conoció a María Sabina, quien lo hizo participar en un ritual, donde le enseñó el uso de los hongos, a los que ella llamaba “niños santos”, invitándolo a probarlos. Todas sus pláticas fueron grabadas, y después de algunos año se convirtieron en libros, como “El hongo maravilloso Teonanácatl: micolatría en Mesoamérica”.
A continuación les compartimos un fragmento de uno de sus cantos:
Soy mujer que mira hacia adentro
Soy mujer luz del día
Soy mujer luna
Soy mujer estrella de la mañana
Soy mujer estrella dios
Soy la mujer constelación guarache
Soy la mujer constelación bastón
Porque podemos subir al cielo
Porque soy la mujer pura
Soy la mujer del bien
Porque puedo entrar y salir del reino de la muerte.
Así es como María Sabina se convirtió en un ícono para los hippies, que invadieron la sierra de Oaxaca en búsqueda de los famosos hongos. Ahora, ella recibía visitas de turistas locales y extranjeros, como Walt Disney, Alejandro Jodorowsky, Fernando Benítez, John Lennon, Mick Jagger, Bob Dylan, Peter Townshend y Jim Morrison, entre otros, atraídos por aquella experiencia psicodélica de la cual María Sabina era la guía.
Tristemente, murió en 1985 en absoluta pobreza, pues siempre fue una mujer humilde que no lucraba con sus conocimientos. Sin embargo, siempre será recordada como la mujer indígena que fumaba marihuana y consumía peyote, que abría la puerta para guiar en el entendimiento de las diferentes formas de mirar el mundo.
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