Si eres usuario constante de carreteras en México, esta información te interesa.
El 12 de julio pasado dos comerciantes viajaban a la Ciudad de México sobre la carretera México-Cuernavaca, cuando un enorme socavón de cinco metros de profundidad se comió su auto. Ellos no vivieron para contarla.
Además de la inseguridad que priva en todos los caminos del país, ahora también hay que cuidarnos de las obras públicas que, además de estar por todas partes, ponen en peligro la integridad de miles de paseantes.
El titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, ya se deslindó de los hechos, aun cuando su dependencia, en conjunto con dos constructoras, fue la responsable de hacer el Paso Exprés, una obra que duró poco más de cuatro meses antes de ver la tragedia.
No hay justificación, en este caso es obvio que el accidente fue culpa de una construcción mal llevada a cabo, el uso de materiales baratos y la ambición de funcionarios que vieron en el Paso Exprés otra caja chica de donde robar dinero.
Pero esta es una situación generalizada en México; hace pocos días una viga del Segundo Piso, en la Ciudad de México, cayó sobre la cinta asfáltica y por poco aplasta los autos que en ese momento circulaban sobre la vía.
Manejar con precaución, no perder de vista el camino y contar con un seguro de accidentes, podrían ser algunas de las recomendaciones para salir a carretera en este caótico país, pero aún así es difícil garantizar que no sufrirás un accidente en algún momento, debido a que estás a expensas de carreteras mal hechas y con nulo mantenimiento.
Peor aún si sufres un percance y pides indemnización al gobierno, porque entonces te dirán que fue un accidente natural, una casualidad y por eso nadie te paga.
Ya en años anteriores, la aparición de estos socavones había causado tragedias parecidas, pero no nos queda claro por qué el gobierno mexicano no castiga a los responsables y frena la corrupción que está costando tantas vidas.
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